(…)Todo ángel es terrible.
Y por eso me contengo, sofocando el reclamo
de un oscuro sollozar. ¡Ay! ¿A quién podríamos
recurrir entonces? No a los ángeles ni a los hombres;
y los sagaces animales ya notan
que no estamos muy confiadamente en casa
en el mundo interpretable. Tal vez nos queda
algún árbol en la ladera, para verlo a diario
de nuevo: nos queda el camino de ayer
y la mimada fidelidad de una costumbre
que se encontró a su gusto en nosotros, y se quedó sin irse.
(…)
R.M. Rilke: Elegías de Duino, Primera Elegía (fragmento), enero 1912.
(Trad. J. M. Valverde)
Kiarostami y Rilke ! Qué gozada… Gracias por la sublime arboleda.
(Una elegía que me conmueve muchísimo es la octava, la del mirar abierto, desprovisto de pasado, de concepto, de forma, y por consiguiente, de muerte, mirar animal..)
Gracias !
Sí, la elegía octava -la del mirar- es maravillosa. A mí también me gusta mucho.
Gracias a ti.